lunes, 5 de enero de 2015

JUICIO DE LA IGLESIA SOBRE RITOS SATÁNICOS


El exorcista Francesco Bamonte desaconseja el «juego» de la «ouija»

La «ouija» no es un juego banal. «La superstición ofende a Jesucristo porque significa que no se confía suficientemente en Él», afirma el exorcista italiano Francesco Bamonte, autor de un libro sobre la acción oculta del Maligno y las presuntas comunicaciones con el más allá. El volumen, aparecido por el momento en italiano, y pronto en otros idiomas, lleva por título «Los daños del espiritismo» («I danni dello spiritismo»).

A. G. - Roma.-

El padre Bamonte, religioso de los Siervos del Corazón Inmaculado de María, dedica su labor pastoral a ayudar a personas que han caído en las redes de magos o de un supuesto médium. Según el exorcista, «las prácticas de espiritismo generalmente no son más que trucos que en algunas ocasiones hacen entrar en contacto con el propio inconsciente. En otros casos, sin embargo, se entra en contacto con espíritus demoníacos que fingen ser almas de difuntos». «Los casos de infestación y de posesión diabólica, en los cuales los sacerdotes exorcistas han tenido que intervenir después de una sesión de espiritismo, demuestran claramente cómo esta práctica es una vía privilegiada para una acción destructiva del demonio sobre personas», afirma. 

Según el religioso, el espiritismo puede acarrear molestias físicas sobre quienes lo practican, como «dolores fuertes de barriga, en la frente, huesos, vómitos, ataques epilépticos, hormigueo en las piernas, ataques repentinos de calor o frío, sensación de angustia creciente, depresiones, continuos tics nerviosos, la imposibilidad de ingerir comida...». «Pero hay todavía muchas más: no dormir ni de noche ni de día, no poder estudiar o trabajar. Estar agitado, tener pesadillas, miedo a lugares oscuros, sensación de ser agarrados por los brazos o como si alguien se nos sentara en las rodillas. También se experimentan bofetadas invisibles o mordeduras que no se ven, así como golpes en el cuerpo», añade. 

«En relación a los daños sobre los lugares, se dan fenómenos de movimiento de objetos sin ninguna causa sensible, timbres de puertas o instrumentos musicales que suenan solos de repente. También hay golpes en el tejado, en las paredes o en el suelo, gritos y voces en el aire y ruido de pasos», concluye. Zenit - 2003-11-13

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