martes, 16 de junio de 2015

Los testigos de Jehová y la Trinidad


P. Jorge Loring


Hay un solo Dios verdadero

Sólo puede haber un Dios verdadero. Si hubiera más, o uno mandaría sobre los demás, -y éste sería el único Dios verdadero- o serían independientes unos de otros. Pero esto es imposible, porque el Dios verdadero tiene que tener dominio absoluto sobre todo lo que existe fuera de Él. Si no, no lo podría todo. Y Dios -como demuestran los filósofos- lo puede todo. Dice la Biblia: "Así habla Yahvé...; no hay otro Dios fuera de mí". Los hebreos, por respeto a Dios, no querían ni siquiera pronunciar su nombre. Lo escribían sólo con consonantes: "YHVH". Había que rellenar las consonantes con vocales. De ahí los nombres de "Yahveh" o "Yehovah" con los que se llama a Dios.

"Dios es amor", por eso es trinitario; porque el amor reclama alteridad, necesita otra persona a quien amar. Por eso en Dios hay tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre nos ama y nos ha hecho sus hijos. El Hijo nos ha salvado muriendo por nosotros. El Espíritu Santo nos ayuda con su gracia a ser buenos cristianos. Con la sola razón podemos llegar a conocer algo de Dios: su eternidad, su omniperfección. Pero no la vida íntima de Dios (la Trinidad). La Segunda Persona es como la idea que brota del entendimiento. Por eso se le llama Verbo: Palabra. La Tercera Persona es el Amor que brota entre las dos Primeras Personas. Sin embargo las tres Personas son simultáneas en el tiempo, porque las Tres son eternas.

El Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios

La Segunda Persona de la Santísima Trinidad procede del Padre, pero no es posterior a Él en el tiempo. Es procedencia de origen, no de tiempo. Podemos ilustrarlo con un ejemplo. Si yo enciendo la luz de mi cuarto, de noche, veo simultáneamente mi mano y la sombra de ella sobre la mesa. La sombra está originada por mi mano, pero veo las dos simultáneamente. No hay prioridad en el tiempo. La sombra y la mano aparecen ante mis ojos simultáneamente, aunque la sombra está originada por la mano. 

Los Testigos de Jehová que no creen que el Hijo sea Dios como el Padre, engañan a los incautos que les escuchan diciendo que si el Hijo es engendrado por el Padre es posterior al Padre y no eterno como Él. Es que ignoran la distinción filosófica entre prioridad de origen y de tiempo. Por ejemplo: el fuego da origen a la luz; pero la luz no es posterior al fuego, sino que surge simultáneamente con el fuego. Lo mismo ocurre en Dios con el Padre y el Hijo.

Dijo Cristo : "Os es conveniente que yo me vaya, porque si no me voy no vendrá con vosotros el Consolador; pero si me voy, os lo enviaré". El Espíritu Santo es también una Persona Divina, por lo tanto debe recibir la misma adoración y honor que las otras dos.

Los Testigos de Jehová niegan que el Espíritu Santo sea Persona Divina; sin embargo, la Sagrada Escritura da al Espíritu Santo atributos de Dios: Omnisciencia(250), omnipresencia, omnipotencia. El Espíritu Santo es el poder activo de Dios; es Dios en acción. Dice Jesucristo que el Espíritu Santo nos inspira y nos enseña, y San Lucas que mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios. San Juan dice que nos inspira y nos consuela. San Pablo dice que es dador de la vida y que nos santifica.

El Espíritu Santo nos ayuda a comprender mejor lo que Jesús nos dijo, y nos da fuerza para seguir al Señor. En el Credo del Concilio Niceno-Constantinopolitano se dice que el Espíritu Santo procede del Padre: ex Patre. Esta fórmula significa que tiene la misma naturaleza del Padre, es decir, que es Dios como el Padre.

Cuando vivimos en gracia santificante somos templos vivos del Espíritu Santo. Él habita en nosotros y nos llena de sus dones. Sin su inspiración y ayuda, nada bueno podemos hacer. Dice Jesucristo que el pecado contra el Espíritu Santo no se perdona. Los teólogos lo interpretan como la voluntad de no querer arrepentirse. Y Dios no puede perdonar a quien no quiere arrepentirse. Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna. 

El Catecismo habla de los Dones del Espíritu Santo, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. Son siete: 

· Don de Sabiduría: Es un gusto especial para lo espiritual.

· Don de Entendimiento: Es una gracia del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y profundizar en las verdades reveladas.

· Don de Consejo: Es una luz para saber en cada momento lo que es la voluntad de Dios.

· Don de Ciencia: Nos hace saber distinguir entre lo verdadero y lo falso en orden a la vida eterna.

· Don de Fortaleza: Es una fuerza especial para obrar valerosamente lo que Dios quiere de nosotros, y sobrellevar las contrariedades de la vida.

· Don de Piedad: Es un afecto filial a Dios como Padre.

· Don de Temor de Dios: Es una humilde actitud de temor a ofender a Dios, reconociendo nuestra debilidad.

Las tres Personas no son tres dioses iguales, sino un solo Dios verdadero en tres Personas distintas 

Las tres Personas son distintas, porque el Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo, y el Hijo y el Espíritu Santo se distinguen del Padre y entre sí. Pero las tres Personas tienen la misma y única naturaleza divina. La misma grandeza, poder, sabiduría, bondad, santidad, el mismo querer y el mismo obrar, etc. Lo que hace una Persona lo hacen las tres; sin embargo, ciertas actividades parecen más apropiadas a una Persona que a otra: la Creación al Padre, la Redención al Hijo, y la Santificación al Espíritu Santo. No es que entre las tres Personas se repartan la divinidad, el poder, la sabiduría, etc., sino que cada una de las tres Personas tiene toda la divinidad, todo el poder, toda la sabiduría, etc.

Esto es un misterio profundo, pero estamos seguros de que es así, porque Dios mismo lo ha dicho, y Dios no puede engañarse ni engañarnos. La Trinidad es un misterio de amor. El amor es un darse mutuamente para formar un nosotros. En la Trinidad, las Tres Personas se funden por el amor formando una sola naturaleza. 

Los Testigos de Jehová también niegan la Trinidad, diciendo que esta palabra no aparece en la Biblia. Es verdad que no está la palabra Trinidad, pero está la doctrina, que se deduce de todo el Evangelio, y que Cristo condensó cuando dijo que había que bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Precisamente por expresar esta fórmula la Trinidad, los Testigos de Jehová la eliminan en la administración de su bautismo con lo cual desobedecen a lo que Cristo dijo.

Los Testigos de Jehová dicen que el Misterio de la Santísima Trinidad lo hemos copiado del hinduismo, en que las tres divinidades Brahama, Vishnú y Shiva forman una trinidad. Sin embargo, el Padre Ceferino Santos, S.I. , explica en su Cátedra de Filosofía Oriental de la Universidad de Comillas en Madrid, que aunque estas tres divinidades se nombran en el Mahabarata y en algunos Puranas antes de Jesucristo, eran divinidades independientes entre sí, e incluso opuestas. La trimurti hindú (triple forma de la divinidad) es algo totalmente diferente de la Trinidad de la fe cristiana. La trimurti hindú nunca llega a ser una trinidad en sentido cristiano.

Estas divinidades hindúes se relacionan como trimurti a partir del siglo V después de Cristo , probablemente por el influjo de la predicación del apóstol Santo Tomás en la India. Hay testimonios que se remontan al siglo III, de distintas procedencias, de que Santo Tomás evangelizó por la India. Allí fue muerto y su cuerpo está enterrado en la Catedral de Madrás (India).

Es decir, que la verdad histórica es totalmente al revés de lo que andan diciendo los Testigos de Jehová engañando a los incautos que se fían de ellos. No debes hablar de religión con los Testigos de Jehová, porque con sus mentiras y sofismas pueden hacerte daño. Ya nos advierte San Juan que no recibamos en nuestra casa al que viene con una doctrina que no es la de Jesucristo.

lunes, 15 de junio de 2015

13 razones por las cuales los evangélicos no son Evangélicos, y por las que no soy protestante



Por Ariel Cabral, Estudiante de Periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), un humilde servidor de JESUCRISTO y de la Iglesia Católica, su Sagrada Esposa, la que bíblica e históricamente demuestra serlo.



(Los textos bíblicos mencionados en este artículo han sido tomados de la versión protestante “REINA VALERA”, para que los lectores de esta denominación cristiana, no afirmen que utilizo una versión católica para sustentar mis opiniones).

Mis intenciones con este artículo, no son herir la sensibilidad de los evangélicos (muchos son excelentes cristianos y buscan a Dios de todo corazón), como tampoco juzgarlos, sino hacerles entender que lo que muchas veces predican, no lo ponen en práctica, calificando de “impíos y paganos” a quienes no son de su organización, especialmente a los católicos. Además, busco, con Biblia Reina Valera en mano, identificar cuáles son los errores doctrinales de esta denominación cristiana.

¡Es necesario que antes de juzgar a los demás, nos analicemos a nosotros mismos!

Para comprender mejor el tema, conozcamos los significados de las palabras Evangélico (con E mayúscula) y evangélico (con e minúscula) y sus respectivas diferencias.

¿Qué es un Evangélico con E mayúscula? En todo el sentido de la palabra, es aquél cristiano prudente que cree la buena nueva de Jesucristo y la pone en práctica, tal y como rezan los siguientes versos bíblicos:

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”. (Mateo 7:24).

“Si me amáis, guardad mis mandamientos”. (Juan 14:15).

“El que dice permanecer en él, debe andar como él anduvo”. (1 Juan 2:6).

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos”. (Mateo 7: 21).

Ese es un Evangélico con E mayúscula.

Ahora bien, ¿Qué es un evangélico con e minúscula?

El diccionario de la famosa Enciclopedia Encarta nos dice:

“Perteneciente o relativo al protestantismo. Se dice particularmente de una doctrina formada por la fusión del culto luterano y del calvinista”.

Conociendo los significados de estos conceptos entremos, pues, en materia.

Razones por las cuales considero que los evangélicos no son Evangélicos

1) Por el hecho de ser “cristianos”, los evangélicos se sienten con autoridad de proferir toda clase de juicios a los inconversos, es decir, los que aún no han aceptado a Jesucristo. Practican algo totalmente antibíblico.

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley, pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno sólo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿Quién eres para que juzgues a otro? (Santiago 4: 11-12).

Dios no soporta que usurpen su lugar, juzgando a los demás. Vean ustedes: Romanos 14:10-13; Romanos 2:1-3; Mateo 7:1-5.

2) Sostienen los pastores evangélicos que “el cumplir las obras de la ley no justifica ni salva a nadie. Sólo la fe salva (SOLA FIDE). La Iglesia Católica está equivocada al enseñar que la salvación viene por obras y méritos personales”.

¿De dónde sacan estos “pastores” eso, ya que ni su Biblia Reina Valera hace referencia a esto?

La doctrina “SOLA FIDE” no aparece en la Biblia. Martín Lutero, mal interpretando a Pablo, quien dijo “que el hombre no era justificado por las obras de la ley para que nadie se gloríe”, cometió el atrevimiento de adulterar las Sagradas Escrituras, introduciendo la palabra “Sola” en Rom.1:17: “Mas el justo por la sola fe vivirá”. De esta manera pensó que el hombre alcanzaba la salvación por la fe únicamente.

El texto original dice: “Mas el justo por la fe vivirá”.

Los evangélicos citan también Efesios 2:8-9:

“Y sois salvos por gracia, por medio de la fe, y esto no de vosotros pues es un don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe”.

Los evangélicos sólo extraen de la Biblia la parte que les interesa, ocultando de la misma lo que le podría afectar en sus doctrinas. Con esta actitud se ponen en contra de la misma Biblia, a la cual dicen “apreciar tanto”. No toman en cuenta el versículo posterior a éste:

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas”. (Efesios 2:10). A la luz de la verdad bíblica, el mismo apóstol Pablo, nos exhorte a esforzarnos para ganar la salvación. Ver: 1 Corintios 6:9; Gálatas 5:14; 1 Corintios 9:24.

Ellos tampoco toman en cuenta la carta del apóstol Santiago. En eso se parecen a Martín Lutero, el cual dudó de la autenticidad de la misma, calificándola de “Epístola Paja”, ya que no le favorecía en sus intereses.

Este cometió el atrevimiento de adulterar las Sagradas Escrituras, al punto también de negar el libro del Apocalipsis.

San Pablo exhorta a los cristianos de Efeso a vivir virtuosamente en el Señor. Ver Efesios 4:1; 17-31. 5:1-5.

San Ignacio de Antioquía, Padre Apostólico que vivió en el año 110 D.C., y que conoció personalmente a los discípulos del Señor, dice lo siguiente:

“Vuestra fe os tira hacia lo alto, y la caridad es el camino que os eleva hacia Dios”.

“Así aquellos que hacen profesión de ser de Cristo se reconocerán por sus obras. Porque ahora la obra demandada no es la mera profesión de fe, sino el mantenernos hasta el fin en la fuerza de la fe”.

Por lo tanto, los evangélicos están MUY equivocados. No basta tener fe en Dios, es necesario hacer su voluntad, ya que “los demonios también creen, mas sin embargo tiemblan” (Sant.2:20). La fe y las obras son necesarias, y por ambas el hombre es justificado. Si los evangélicos, llevados por su fundamentalismo, quieren pruebas de lo que afirmo, aquí les ofrezco lo que su misma Biblia dice:

“Vosotros, veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. (Santiago 2: 24, 26).

“Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino LOS HACEDORES DE LA LEY serán justificados”.(Romanos 2:13).

Resulta interesante que el apóstol Santiago rechace la Sola Fide, y que San Pablo diga que los cumplidores de la ley son los justificados por Dios. Claro, siempre precedidos por la fe.

Concerniente a las obras de la ley, Pablo se refería al judaísmo, al cual muchos cristianos querían seguir sometidos y pretender ganarse el cielo cumpliendo preceptos como la circunsicion, la no ingestión de carne de cerdo, los novilunios, las fiestas y la observancia del sábado (Para los adventistas del séptimo día). Pablo les dice que esas leyes eran sombra de lo que habría de venir, porque la realidad es el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, la cual debe conservar el propósito revelado y ser fiel a su Señor, cumpliendo sus mandamientos. Por lo tanto, nadie nos puede juzgar por no cumplir esas normas. (Colosenses 2:16). Además, dice que estamos bajo la gracia, y no la ley.

La Iglesia Católica NO ENSEÑA que la salvación se gana por obras o méritos personales. ¡Esta es una GRAN mentira evangélica pentecostal! La Iglesia sostiene que el sacrificio de Cristo es el que nos salva, el cual es aceptado solamente por la fe, la cual debe ir siempre acompañada de obras de justicia, como dice el apóstol Santiago. (Santiago 2:14-24). “Qué fácil es distorsionar las opiniones de los demás y cuán difícil reconocer los errores que emanan de una lengua indomable”.

CONCLUSIÓN: FE + OBRAS= JUSTIFICACIÓN Y SALVACIÓN Y MARTIN LUTERO SE APARTÓ DE LA BIBLIA Y DE LA TRADICIÓN PATRISTICA.


3) A menudo “predican” en las calles infundiendo terror, asustando, ejerciendo presión psicológica e incitando a la gente a convertirse porque si no se irían al Infierno y perderían su alma.

Me imagino que la Biblia sostiene otra cosa sobre la actitud que debe mostrar un siervo de Dios, tal y como lo fue el SeñorJESUCRISTO.

“He aquí a mi siervo, yo le sostendré. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare”. (Isaías 42:1-3b).

El infierno es una realidad, pero Jesús mandó predicar un mensaje de amor y liberación, no de terror ni presión. Lo esencial de predicar el evangelio es decirle a la gente que Dios les ama y quiere salvarlos, y para eso nos utiliza a nosotros.

“Id por todo el mundo y predicad el Evangelio (Buenas Nuevas) a toda criatura”. (Marcos: 16:15).

Los evangélicos anuncian a Jesucristo como si fuera una publicidad, y no como aquel gran Dios y Hombre que dio su vida por nosotros, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo.

3) Los evangélicos odian irracionalmente todo lo católico. Nos tienen como sus enemigos. Conozco una señora evangélica, pastora por cierto, que tilda a su vecina de “pagana” y hasta llegó a secuestrarle su bomba de agua, simplemente porque es católica.

Ellos consideran el catolicismo como su principal enemigo. Suponiendo que sean los católicos sus enemigos (QUE NO LO SON), observen qué dice Jesús sobre la actitud que se debe demostrar hacia los mismos:

“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. (Mateo 5:44).

Pregunto: ¿Cumplen los evangélicos este precepto bíblico con sus “enemigos” los católicos? ¡La realidad es otra!!!

Además, nos acusan de renegados e incrédulos. Jesús es radical al respecto:

“Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”.(Mateo 5: 22).

“El que dice que está en luz y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas”. (1 Juan 2: 9).

4) Los evangélicos acusan a los católicos de ser idólatras por tener imágenes. Respuesta: Los judíos también tenían imágenes, e incluso por órdenes del mismo Dios, y en el TEMPLO.

“Harán también dos querubines de oro; labrados a martillos los harás en los dos extremos del propiciatorio”. (Éxodo 25: 18).

Estos querubines eran imágenes, no ídolos, como repiten sin cesar los evangélicos. Los mismos estaban colocados en el arca de la alianza; y Dios le dijo a Moisés que ahí se iba a encontrar con él. 

¿Si los judios tuvieron imágenes en el mismo templo, por qué la Iglesia Católica no? Además, los católicos veneran las imágenes, no las adoran. Adorar significa ver en esa imagen el poder de Dios, y eso es un grave pecado, que es condenado por la Biblia y la Iglesia. No somos tan ignorantes como para creer que las imágenes del niño Jesús o de la Virgen María podrían darnos comida, como pensaban los paganos ¡Por Favor!

5) “Basta la Biblia para salvarse (Sola Escritura)…Todos tienen la capacidad de interpretar la Biblia personalmente (Libre Interpretación)…Las tradiciones son malas y fueron condenadas por Jesús”.

Estos son los principales estandartes doctrinales de los protestantes y los mismos que han causado que éstos se dividan. Estudiando la Biblia correctamente, nos damos cuenta de que todo esto es FALSO. 

Concerniente a la Sola Escritura, la Biblia dice lo siguiente:

“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el hijo de Dios y, para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. (Juan 20:30-31).

Ya vemos cómo el apóstol Juan dice que la Escritura no está completa debido a que hay otros hechos que no están escritos, pero que éstos existen para que creamos que Jesús es el hijo de Dios y tengamos salvación. Los hechos que no se mencionan se obtienen gracias la tradición apostólica y a la Patrística, los cuales dieron vida a la Biblia, y son vividas fielmente por la Iglesia Católica. Fue ésta quien dio vida al Nuevo Testamento Cristiano por un decreto del papa San Dámaso I Con mayor razón deberían aceptar los protestantes la autoridad de la Iglesia.

Sobre la interpretación de la Biblia por cuenta propia o libremente, las Sagradas Escrituras dan explicaciones directas, las cuales no necesitan explicación alguna:

“Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. (2 Pedro 1:20-21).

Con respecto a las tradiciones, Jesús sólo condenó aquéllas que invalidaban la ley de Dios, como lo hacían los fariseos. Pero la Biblia no habla mal de éstas. ¡Eso es un mito protestante! El mismo Pablo dice lo Siguiente:

“Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina (tradiciones) que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra”. (2 Tesalonicenses 2:15).

“Os alabo, Hermanos, porque en todo os acordáis de mi, y retenéis las instrucciones (tradiciones) tal como os las entregué”. (1 Cor. 11:2).

Nótese cómo la Biblia Reina Valera distorsiona el original griego, cambiando tradiciones por doctrina e instrucciones. ¿No es esto utilizar las Sagradas Escrituras para satisfacer ideas y doctrinas personales?

Les exhorto a leer por todo el capítulo 11 de Corintios sobre las instrucciones (tradiciones) que el apóstol Pablo da sobre el comportamiento de las mujeres en la asamblea, y la actitud que debe seguirse para celebrar la cena del Señor.

Nota: Los evangélicos son muy ambivalentes con sus doctrinas. Hablan mal de las tradiciones, sin embargo siguen muchas de las mismas, como la de cubrirse el pelo en la congregación. No sean hipócritas, ustedes también aceptan las tradiciones; igualmente, los mormones que practican el bautismo por los muertos.

6) “Muchos Protestantes tienen una visión muy limitada de la historia cristiana en general, especialmente de los años 313 (la conversión de Constantino) a 1517 (el arribo de Martín Lutero). Esta ignorancia y hostilidad hacia la Tradición Católica conduce al relativismo teológico, al anticatolicismo y a un constante e innecesario proceso de “reinventar la historia.” (“150 Razones por las que Soy Católico. Presentando 300 evidencias bíblicas que favorecen al Catolicismo. Por: Dave Armstrong. Tomado de Civita Dei Luis Fernando Pérez”).

Me gustaría tanto que los pastores evangélicos, en vez de perder el tiempo en inyectar veneno hacia lo Católico, mejor enseñen a sus “varones, varonas, siervos, siervas o como quieran llamarle a sus prosélitos, un poco de historia de la Iglesia y el Cristianismo en general. ¡Les hace mucha falta!!!! sobre todo para conocer quiénes fueron en realidad los paladines de la Reforma Protestante, Martín Lutero, Ulrico Zwinglio Y Juan Calvino. Les aseguro que se quedarán estupefactos cuando conozcan la vida de estos “grandes” cristianos.

Los evangélicos son expertos en manejar la Biblia y la Historia de la Iglesia a su antojo. Un ejemplo claro de esta afirmación es la siguiente:

En mi consulta bibliográfica para redactar este artículo, me topé con una página de Internet, titulada www.cristianismo-primitivo.org, la cual en nada hace honor a su nombre, ya que está parcializada tocando puntos que pretenden relacionarse con la doctrina protestante, proliferando calumnias contra el Catolicismo Romano. Cita la página la vida de los Padres Apostólicos de la Iglesia como: San Ignacio de Antioquia, Clemente de Roma y Policarpo. El autor de esta Web no menciona para nada la opinión de Ignacio referente a La Eucaristía como carne de Jesucristo, La virginidad de María, La obediencia a los Obispos y la catolicidad de la iglesia.

¿Saben qué? Ni las iba a mencionar, ya que no le favorecían en sus intereses personales, su teatrito de demostrar la Verdad, (SU VERDAD), se le hubiese derrumbado, y hubiera terminado por aceptar, aunque no lo quisiera, la autoridad de la Santa Iglesia Católica.


7) Los protestantes no muestran ningún respeto por la dignidad y los valores humanos de los cristianos católicos. Se valen del anticatolicismo de Lutero, Zwinglio y Calvino para sostener que el Papa es el anticristo, y que sus “seguidores” son demonios. (¿Cuántos Papas no murieron asesinados por su fe en Jesucristo, martirizados por los esbirros del Imperio Romano?, ¿No fue el papa Juan Pablo II víctima de un atentado por Alí Agca, al cual PERDONÓ después?, ¿cuántos sacerdotes no fueron asesinados por su fe en el siglo pasado?, ¿Cuántos VERDADEROS cristianos católicos no sufren persecuciones ideológicas por sistemas filosóficos, como los son el ateísmo y comunismo?).

Acusan además a la Iglesia Romana de ser la Babilonia del Apocalipsis por haber perseguido a los seguidores de Jesús. Pero ellos desconocen o niegan que muchos de esos seguidores también arremetieron contra los católicos, asesinando sacerdotes y destruyendo iglesias y monasterios. ¿Acaso desconocen las guerras campesinas de los anabaptistas, secundados por Thomas Münzer? ¿Acaso desconocen que los príncipes alemanes de los tiempos de la reforma protestante confiscaron los bienes de la iglesia y demolieron muchos templos? ¿Acaso desconocen que EL MISMO Lutero mandó castigar por la espada a la peste de la sodoma romana que corrompía a la iglesia de Dios? ¿Desconocen que la reina inglesa Isabel I quiso implantar la religión anglicana por la fuerza, y persiguió a muchos católicos como lo hizo su padre, Enrique VIII?

El mismo Lutero sostuvo de los judíos lo siguiente:

“Arrójeles quienquiera que pueda, azufre y alquitrán, si uno pudiera echarles fuego del infierno tanto mejor….y esto debe hacerse en honor a Nuestro Señor y del cristianismo. Sean sus casas astilladas y destruidas…Séanles quitados sus libros de oraciones y Talmudes y también toda su Biblia; prohíbase a sus rabinos la enseñanza, so pena de muerte, de ahora en adelante. Y si todo esto fuera poco, sean expulsados del país como perros rabiosos”.

Ya vemos que lo que nos han hecho creer los historiadores y pastores protestantes sobre Martín Lutero es completamente falso, “un reformador pacífico que sufrió la satánica persecución de los papistas”.

Lutero fue un fanático empedernido, enemigo de lo católico y judío.

Que los pastores evangélicos dejen de decir tantas mentiras en sus cultos, sobre el “heroísmo” de Martín Lutero al rescatar el cristianismo de manos de la “infame” Iglesia Católica Romana, y se centren más bien en estudiar la verdad de los hechos, que tan hipócritamente nos han ocultado los historiadores, para perjuicio suyo y de su ejercicio profesional.

La Iglesia Católica cometió muchos errores, eso no se puede negar, como tampoco se justifican las muertes de la inquisición. Pero la verdad histórica no se puede distorsionar, al punto de hacer quedar a los protestantes como las víctimas de la “sanguinaria” Iglesia Romana. Ellos también fueron crueles con muchos católicos que vivían incluso ajenos a estos conflictos. Aún espera la Iglesia la disculpa de los luteranos, calvinistas y anglicanos, como ésta la supo ofrecer en el año 2000.

8) Los evangélicos generalmente son exclusivistas, sólo sienten amor hacia ellos mismos. El Señor Jesús nos invita a amar a todos por igual, y a no seguir esta actitud tan antibíblica, la cual es condenada por el evangelista Mateo:

“Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?” (Mateo 5:46-47).

9) Los evangélicos pentecostales dicen sentir el Espíritu Santo, pero lo manifiestan con gritos atemorizantes, que incluso llegan a ser piedra de escándalo para la comunidad. ¡Qué Falsedad! El Espíritu Santo es paz, alegría, amor, mansedumbre y longanimidad.

10) Los evangélicos no se cansan de repetir que los católicos siguen al Papa y a los sacerdotes. Los católicos siguen SÓLO a Jesucristo. El Papa y los Sacerdotes son nuestros padres espirituales como lo fue el apóstol Pablo. Ellos sí que tienen a sus pastores como infalibles como si fueran súper papas, los cuales les exigen el diezmo y/o controlan psicológicamente.

11) “María fue una mujer cualquiera, sólo fue la madre carnal de Jesús, después tuvo más hijos, no fue siempre virgen”. Esta es otra tremenda mentira de los evangélicos. Si no lo saben, Lutero, el padre de la Reforma Protestante, defendió siempre la virginidad de María, y les juro que él sería el primero en oponerse a tan desdeñable vituperio.

Miren las cosas bellas que habla Lutero sobre María “Madre de Dios”:

“La gran maravilla que se ha operado en ella es que fue hecha Madre de Dios, con lo cual le han sido concedidos tantos bienes que nadie los puede abarcar. De ello se le ha seguido toda la honra y bienaventuranza, el haber sido una persona única y sin par en todo el género humano, y el haber tenido un Hijo tal, que es el mismo Hijo del Padre celestial. Ella misma no fue capaz de expresar esta indecible grandeza de modo más apropiado que balbuciendo que eran «cosas grandes». Toda su gloria se concentra en la palabra con que la llamamos «Madre de Dios». Nadie puede decir de ella, ni decirle a ella, algo más grande, aunque tuviera tantas lenguas como hojas y hierbas hay en los campos, como estrellas en el cielo y como arenas en la mar. Habría que conservar también en el corazón lo que significa ser «Madre de Dios». (Martín Lutero «Comentario al Magníficat)”.

“María es Madre de Dios, pero para que este nacimiento nos sea de algún provecho y nos convierta, debemos asimilarnos el ejemplo de la Virgen y seguirlo, ya que no existe ninguna otra posibilidad para que nos acontezca lo que sucedió en ella. Es preciso que renovemos sin cesar este misterio en nosotros, pues para el que no acepta en esta disposición al Niño, este nacimiento es inútil... Es preciso borrar toda luz natural y decir: hágase en mí no según mi inteligencia, sino según tu palabra. Así también nosotros seremos fecundados por el Espíritu Santo y concebiremos espiritualmente a Cristo. Para eso hace falta que el mensajero que nos venga sea un mensajero de Dios que predique el Reino de Dios (Martín Lutero, Das Maríen lob der Reformatoren)”.

Además, la Iglesia primitiva ya aceptaba la virginidad de María. San Ignacio de Antioquia, discípulo directo de los apóstoles Pedro y Pablo, dijo lo siguiente:

“Al príncipe de este mundo (Satanás) le ha sido ocultada la virginidad de María, y su alumbramiento, al igual que la muerte del Señor: tres misterios sonoros, que fueron realizados en el silencio de Dios”.

Con respecto a que María sólo fue la madre carnal de Jesús, y no de su divinidad, tengo que corregirles queridos protestantes que la Iglesia Católica tuvo que utilizar la expresión Madre de Dios “Theotokos” PARA RESALTAR LA DIVINIDAD DE CRISTO Y SU CONCEPCIÓN VIRGINAL, puesta en duda por dos herejes de los siglos IV y V, Arrio y Nestorio, no para darle a ésta un lugar trascendente, como suelen afirmar muchos de sus pastores evangélicos. Según la Enciclopedia Encarta 2006, ya la Iglesia Primitiva le otorgaba este digno título:

“Virgen María, madre de Jesucristo, venerada en el cristianismo desde los tiempos de los primeros apóstoles”.

“Ya en el siglo II los cristianos veneraban a la Virgen llamándola Madre de Dios PARA RESALTAR LA DIVINIDAD DE JESÚS. Muy vinculado al de Virgen María, el calificativo de Madre de Dios pone de relieve la concepción virginal de Jesús (Lc. 1,35), reafirmando que su verdadero padre es Dios y no José”.

Tampoco estén por ahí inventando cuentos sobre un culto mariólatra.

La Iglesia Católica no da a María un culto de latría, como ustedes afirman, sino un culto de “HIPERDULÍA O VENERACIÓN ESPECIAL” por haber sido la madre de nuestro Salvador Y haber aceptado humildemente la voluntad de Dios (Lc. 1:38). El culto de Latría (Adoración) le corresponde SÓLO a Dios. Ya vimos que los primeros cristianos hacían lo mismo que hoy hacen los católicos, Apostólicos y Romanos con la Santa Madre de nuestro SEÑOR. ¿Por qué no amar a esta gran servidora de Jesucristo, primera cristiana, evangelizadora y madre nuestra?

12) Los protestantes acusan a la Iglesia Católica de manipuladora bíblica por usar libros “apócrifos”. Deberían ponerse a analizar por qué no tienen en su Biblia esos libros.

Los libros considerados “apócrifos” por los protestantes, mas por los católicos “Deuterocanónicos”, son: Tobías, Judit, 1 y 2 de Macabeos, Eclesiástico, Sabiduría y Baruc, mas las adiciones en griego de Ester y Daniel.

Sepan, pues, los protestantes que la Iglesia Primitiva utilizó una versión griega de la Biblia llamada “Septuaginta”, en la que se encontraban estos libros, y otros más que luego fueron rechazados.

¿Por qué los protestantes no tienen esos libros?

Porque martín Lutero, excluyó de su traducción bíblica esos libros, como excluyó también las cartas de Santiago y el Apocalipsis. ¡Qué bueno que los evangélicos aún las poseen!

Así que a la Biblia Católica no le sobran libros. A ustedes les falta que es diferente.

Si la Iglesia Católica manipuló las Sagradas Escrituras y es corrupta, entonces por qué ustedes aceptan el Nuevo Testamento, ya que éste es una creación de la iglesia que tanto ustedes odian. No sean hipócritas por favor; no pueden estar con Dios y el diablo a la vez.

¿O acaso creen que el Nuevo Testamento bajó del cielo coronado por Ángeles? Les exhorto a leer el Concilio de Cartago del año 337, y ya sabrán.

14) “La Santa Cena es simbólica”. Los primitivos cristianos no pensaron así. Hablan San Ignacio de Antioquia y la Didajé (Enseñanza) de los 12 apóstoles:

“La Eucaristía es la Carne de Nuestro Señor Jesucristo, esa misma que padeció murió por nosotros”. San Ignacio de Antioquía.

“Que comulguen sólo los bautizados, pues es el Señor dijo no deis lo que es Santo a los perros”. Didajé de los apóstoles.

Un simple pedazo de pan no iba a ser santo.

13) Y LA QUE NO PODÍA QUEDARSE. No se cansan de repetir que la Iglesia Católica fue fundada por Constantino. Como me gustaría que me lo probaran históricamente. Pues les digo que ésta ya existía desde mucho tiempo antes y estaba organizada, y el emperador sólo le dio libertad de culto (Año 313), pues estaba siendo perseguida. Una prueba de que esto no es cierto es la siguiente:

“El término «católico» proviene del griego καθολικός, que significa universal”.

Ignacio de Antioquía, discípulo del apóstol Pedro, da en el año 110 el testimonio más antiguo de este nombre: "Donde esté el obispo, esté la muchedumbre, así como donde esté Jesucristo esté la Iglesia Católica" (Carta a los Esmirniotas 8:2). En los tres primeros siglos de la Iglesia los cristianos decían "cristiano es mi nombre, católico mi sobrenombre". Enciclopedia www.wikipedia.org.

Una segunda prueba es San Cipriano de Jerusalén, uno de los Padres de la Iglesia y el cual vivió hasta el año 258, escribió el libro “Sobre la Unidad de la Iglesia católica”, en el cual hace una seria advertencia a los que se salieron de la Iglesia, aunque esta posición ha cambiado bastante hoy en día, ya que ésta reconoce que quienes nacen en otras confesiones pueden ser llamamos dignamente cristiano.

“Todo esto sucede por no volver al origen de la verdad, por no buscar la cabeza. Sobre uno únicamente edifica su Iglesia. Quien no cuenta con la en esta unidad de la Iglesia ¿Cree que tiene la fe?

Quien separándose de la Iglesia se una a una adúltera, este tal se separa de las promesas de la Iglesia, y no alcanzara los premios de Cristo, quien abandono la Iglesia de Cristo. Ya no puede tener a Dios por padre, quien no tiene a la Iglesia por madre”.

Una Tercera y última prueba es Tertuliano (160-220), que aunque abrazó la herejía Montanista, nunca dudó de la primacía de la Iglesia de Roma:

“Pero si te encuentras cerca de Italia, tienes Roma, de donde también para nosotros está pronta la autoridad. Qué feliz es esta Iglesia a la que los Apóstoles dieron, con su sangre, toda la doctrina, donde Pedro es Igualado a la pasión del Señor, donde Pablo es coronado con la muerte de Juan [Bautista], donde el apóstol Juan, después que, echado en aceite rusiente, no sufrió ningún daño, es relegado a una isla.”

“¿Se le ocultó algo a Pedro, QUE FUE LLAMADO PIEDRA DE LA IGLESIA QUE IBA A SER EDIFICADA, que obtuvo las llaves del reino de los cielos y la potestad de desatar y atar en los cielos y en la tierra?”

La Iglesia Católica actual guarda una GRAN relación con la católica primitiva. Es la Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo, edificada sobre el cimiento de los apóstoles y los profetas, siendo EL MISMO la piedra angular (Efesios 2:20). ¿Guardan ustedes esa relación?

CONCLUSIONES:

Amadísimos hermanos evangélicos:

No he escrito este artículo para juzgarlos, yo no soy Dios para hacer eso. “Sólo él es el único legislador y juez”. Reitero, muchos de ustedes son excelentes cristianos, pero es necesario que abandonen esta actitud hostil y prejuiciosa hacia el Catolicismo, ya que muchos de ustedes hablan de esta manera:

“Los católicos son unos analfabetos bíblicos, bebedores, adúlteros, paganos, idólatras, amantes del placer, fornicadores, envidiosos por usar la música de nuestros pastores, condenados al infierno, no son sinceros al adorar a Dios, manipuladores bíblicos, hijos de la ramera apocalíptica, anticristos, romanistas, papistas, demonios, inquisidores, sectarios, no cristianos”.

¿No se relaciona esta actitud con la adoptada por los fariseos hacia los publicanos, los cuales eran considerados lo peor por cobrar los impuestos para Roma? Sin embargo, Dios les amaba por la actitud tan reverente y humilde que demostraban cuando se dirigían a él.

¡Ustedes no tienen derecho de calumniar y juzgar a los demás!

Les ehorto a buscar más del Señor, dejar de profesar y practicar doctrinas antibíblicas, estudiar más la Biblia, ser más humildes, y así de esta manera puedan amar más al prójimo, en especial a aquéllos que no son de su organización, como las personas del “mundo” y los católicos. No olviden que Jesús se relacionaba con la clase más rechazada por la ley judía, las prostitutas y los pecadores, los llamados “impíos y paganos”, y nunca los calificó. ¡Al CONTRARIO!

Dejen de ser tan fanáticos. A Dios no le agrada eso.

Adulterar la ley de Dios es un pecado grave que lleva una sanción severísima. Miren lo que dice San Ignacio de Antioquía, discípulo de San Pedro, al respecto:

“Así, si los que hacen eso son condenados a muerte, ¡cuánto más aquél que corrompe por su mala doctrina la fe de Dios, por la que Jesucristo ha sido crucificado! Aquél que así sea, irá al FUEGO INEXTINGUIBLE y lo mismo aquél que lo escuchare”.

Hermanos evangélicos, la Iglesia Católica no es antiprotestante, como muchos de ustedes que sí son anticatólicos. Con esta actitud anticristiana, ¿pueden llamarse ustedes iglesia verdadera? ESO ES SER HIPÓCRITA, Y TOMAR EL SAGRADO DISTINTIVO “CRISTIANO” DE RELAJO.

Hermanos evangélicos, ojalá y algún día hagamos de las siguientes palabras una realidad, y que por fin desaparezcan los odios y las divisiones, y no olviden que la Iglesia Católica es CRISTIANA.

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma cosa y en un mismo parecer”. 1Cor 1:10.


jueves, 11 de junio de 2015

LA MASONERÍA



1. Orígenes.


La palabra masón proviene del inglés "mason" y del francés "maçon". Ambos 
términos significan "albañil". Los orígenes de la masonería se pierden en el 
tiempo y pueden ser tan lejanos como los orígenes del oficio de la 
construcción. Entre los antecedentes legendarios, existe el mito de Hiram 
Abif, arquitecto y constructor del templo del rey Salomón. Según la 
masonería este arquitecto sería uno de los primeros masones de la historia 
quien habría transmitido su arte hasta nuestros tiempos por tradición 
simbólica.

En los antecedentes históricos podemos destacar la existencia de los 
"collegia", antiguos gremios de constructores durante el imperio romano. 
Estos gremios de constructores tomaron mucha fuerza durante la Edad Media y 
se desarrollaron independientemente en varios países. Se dividían en 
"logias". En su época de mayor influencia arquitectónica, trabajaron para la 
Iglesia, construyendo todas las iglesias y catedrales de Europa, 
desarrollando el hermoso estilo gótico que caracterizó la arquitectura desde 
el siglo XI al XVI.

Como es natural a todo gremio, los masones defendían sus intereses 
corporativos. Por ello no daban a conocer los "secretos" del "Arte" a nadie 
que no fuera iniciado en alguna logia, para así mantener el monopolio de su 
actividad. Sus reuniones eran secretas, utilizaban un ritual para realzar 
dichas reuniones, usaban un lenguaje simbólico no asequible ni siquiera a 
los más ilustrados de su época y junto con esto desarrollaron una hermosa 
alegoría ética donde primaban conceptos como la rectitud, la fraternidad, la 
tolerancia, la universalidad, etc. Cada concepto era simbolizado por una 
herramienta de albañilería.

Internamente su organización consistía en grados. Estaban los aprendices, 
quienes pasaban 6 años sólo desbastando piedras brutas, escuchando en 
silencio en las reuniones donde se enseñaba el arte. Este "desbaste" de 
piedras brutas con mazo y cincel dieron pie a la hermosa alegoría del 
perfeccionamiento del espíritu profano lleno de aristas, con la ayuda de la 
inteligencia (cincel) para identificar y apuntar el defecto, y con fuerza 
(mazo) para eliminar ese defecto del carácter. El siguiente grado consistía 
en el de Compañero que era el verdadero masón. Cada logia contaba con un 
Maestro, que era un Compañero elegido por sus pares, y que dirigía los 
trabajos. Los masones consideraban su oficio como sagrado pues contribuían a 
la obra constructora de Dios. Las logias de diferentes países mantenían 
relaciones diplomáticas. Cualquier compañero podía viajar a otro país con 
alguna credencial de su logia y darse a conocer en otras logias por medio de 
señas y palabras secretas. Un masón que tenía la libertad de viajar era 
llamado masón "libre" o "francmasón". Este "hermano" era aceptado y podía 
trabajar allí cuanto tiempo desease aprendiendo nuevas técnicas que podía 
transmitir a su regreso a su logia de origen.

Toda esta etapa es conocida como de la "Masonería Operativa", no siendo más 
que un gremio que perfeccionaba su oficio, protegía sus intereses como 
cualquier gremio y sentía gran orgullo de su profesión.

Hacia mediados del siglo XVII la construcción de catedrales disminuyó 
dramáticamente. Por ello su actividad decreció y sus reuniones fueron 
tornándose cada vez más filosóficas. Esto fue de gran atractivo para algunos 
intelectuales y nobles, quienes veían de buen gusto el pertenecer a las 
logias a pesar de no haber trabajado jamás como albañiles. Las logias 
aceptaban a estos nuevos miembros pues les daba un mayor prestigio y niveles 
de contactos para obtener más trabajos. A estos nuevos miembros no 
operativos se les denominó "Aceptados", y de allí la actual denominación de 
"masones libres, antiguos y aceptados". Ya hacia fines del siglo XVII la 
actividad operativa llegó a ser nula por lo que las logias se reunían 
exclusivamente a la actividad "especulativa" o filosófica.

En 1717, cuatro logias de Inglaterra se reunieron en una taberna de Londres 
con el simple fin de conformarse como Gran Logia de Inglaterra y volverse a 
reunir en un año más. Para dirigir esa reunión se nombró como Gran Maestro 
al Pastor presbiteriano James Anderson, quien redactó la Constitución 
Masónica que, entre otras cosas, prohibía el ingreso de ateos. En dicha 
constitución se fijaron las pautas del ritual a utilizar siendo aprobado el 
Rito de York. Sus principios se basaban en la libertad, igualdad y 
fraternidad, y su fin era el perfeccionamiento moral de cada miembro para 
transmitir la fraternidad y la tolerancia a la humanidad. Este evento generó 
un fuerte entusiasmo en una sociedad que tendía cada vez más al laicismo, y 
no se hizo esperar la fusión de las logias en grandes logias en el resto de 
Europa.

En Francia, la masonería tomó un cariz especial dada la influencia de 
ciertos caballeros escoceses que introdujeron un tal Rito Escocés Antiguo y 
Aceptado que, en todo caso, es desconocido en Escocia pues allí también se 
usa hasta hoy el rito de York. Esto degeneró en una masonería de 33 grados, 
cosa inexistente hasta entonces, con nombres rimbombantes, lo que resultó 
muy atractivo para la intelectualidad y nobleza francesas. Esto llevó a 
separar la masonería francesa en dos niveles: la masonería simbólica de 3 
grados (aprendiz, compañero y maestro), y la filosófica de 30 grados que era 
la que dirigía (y dirige hasta hoy) los destinos de la masonería de cada 
país. La Masonería francesa encontró inmediatamente un rechazo doctrinal de 
parte de la Iglesia Católica, la que en esa época se encontraba fuertemente 
ligada al poder de la monarquía absoluta. Para los masones la monarquía 
absoluta era contraria a su visión de libertad, igualdad y fraternidad. La 
masonería francesa influyó en todas las masonerías latinas (España, 
Portugal, Italia, Latinoamérica) las que se transformaron en fuertemente 
anti católicas.

2. Definición de la Masonería.

La Masonería Especulativa es una organización secreta, iniciática y 
esotérica cuyo fin es el perfeccionamiento de sus adeptos para transmitir en 
su accionar en la sociedad los principios de Libertad, Igualdad y 
Fraternidad. Instan a sus miembros a la práctica de la tolerancia y la 
filantropía. Rechazan todo tipo de dogmas pues creen en la libertad de 
conciencia. Utilizan un método pedagógico basado en alegorías simbólicas 
provenientes de la Arquitectura y de la Construcción. Es de carácter 
secreto, no teniendo acceso al conocimiento del Arte más que aquellos 
aceptados por la Orden, quienes ingresan por invitación. La Masonería se 
organiza en grados, entre los cuales también se practica el secreto, no 
pudiendo un masón tener acceso a las enseñanzas de los grados superiores a 
él.

La Masonería no es una religión ni es un partido político. Aceptan entre sus 
miembros a hombres de toda creencia religiosa o política. No impone ninguna 
visión divina, para lo cual crea el concepto simbólico del Gran Arquitecto 
del Universo, cuyo fin es que simbólicamente responda a la particular visión 
de Dios o de la creación que tenga cualquiera de sus miembros. En la mayoría 
de las logias se pone la Biblia abierta en el altar, en otros países el 
libro sagrado de la religión dominante o en otras como en Francia y México, 
sólo la Constitución Política del país.

Sus reuniones son en base a rituales de un simbolismo proveniente también de 
la albañilería. En dichas reuniones se estudian lecturas sobre diversos 
temas simbólicos, filosóficos como algunos de actualidad, los que no pueden 
ser de tipo partidista ni proselitista. Incorporan a su bagaje filosófico 
los aportes de todos los grandes pensadores de la historia desde Hermes 
Trismegisto hasta Ortega y Gasset, así como los misterios esotéricos de 
todas las culturas ancestrales tales como la egipcia, griega, hindú, 
arábiga, hebrea, oriental, además de la alquimia, el ocultismo, el tarot, el 
horóscopo, la astrología, etc.

Valoran en gran forma la Razón, elevándola a la herramienta fundamental del 
Hombre para alcanzar la Verdad, la felicidad y para que cada hombre 
construya su propia escala ética con las herramientas proporcionadas por la 
orden.

Hasta aquí la Masonería parece una institución anodina y preocupada del bien 
de la humanidad, con ideas puras y libertarias para la felicidad del hombre. 
¿Por qué entonces hay tanta animosidad hacia ella?

3. Influencia histórica.

El nacimiento en Inglaterra de la Masonería especulativa coincide con los 
primeros albores de la Ilustración. Muchos pensadores, políticos y nobles 
simpatizantes de la Ilustración se unieron a la Masonería al encontrar en 
ella mucha sintonía con sus ideas. Esto generó una honesta preocupación de 
la Iglesia pues ella veía en la Ilustración y en la Masonería graves 
errores, lo que podía generar muchas pérdidas de almas. Por su parte los 
intelectuales de la ilustración veían en la iglesia un pilar de la monarquía 
absoluta, la que contradecía a todo concepto de libertad, por lo que 
atacaron virulentamente a la iglesia y la acusaron de mantener cautiva la 
conciencia del pueblo a través de dogmas y supersticiones, cooperando con 
ello a la mantención del injusto sistema absolutista.

No todos los masones participaban necesariamente de todas estas ideas, 
surgidas no a partir de las ideas masónicas originales sino más bien de la 
mezcla con las ideas de la Ilustración, del racionalismo, del naturalismo y 
de las ideas democráticas y republicanas. Al desencadenarse la Revolución 
Francesa, muchos masones cayeron decapitados por orden de otros masones. La 
revolución francesa significó además la muerte de un sinnúmero de religiosos 
y religiosas que dieron su vida por Cristo.

La influencia de la Revolución Francesa sobre otros países no se hizo 
esperar, generándose los movimientos independentistas de toda América. A 
partir de este evento se inició en América Latina una sórdida lucha desde 
inicios del siglo XIX hasta el siglo XX en que los movimientos políticos 
liberales bregaron por la secularización de las costumbres, por la 
separación de la Iglesia del Estado, por la tolerancia y libertad religiosa 
y civil, etc. Muchas de estas luchas hoy nos parecen desconcertantes pues 
incluso los católicos aceptamos como positivos muchos logros atribuidos a 
partidos con fuerte influencia masónica. Para nadie hoy es negativo que la 
Iglesia sea libre del Estado, que haya libertad religiosa y que haya 
libertades civiles. Pero para la Iglesia en esa época todas estas cosas 
fueron percibidas como una amenaza. Muchos masones son hoy admirados 
próceres e intelectuales de sus respectivos países como Rousseau, Voltaire, 
Danton, Robespierre, Marat, Miranda, Bolívar, San Martín, Sucre, O'Higgins, 
Washington, Franklin, Martí, Juárez, Mozart, Haydn, Goethe, Fleming, 
Garibaldi, Enrique VII de Inglaterra, Federico de Austria, Freud, Churchill 
y más recientemente los presidentes de USA Roosevelt (padre e hijo), Truman 
y Ford. Sólo por nombrar algunos.

Las diferencias entre la Iglesia y la Masonería están teñidas de dolorosos 
hechos históricos y de encarnizadas luchas políticas, pero sus diferencias 
se basan realmente en aspectos de carácter puramente doctrinal. La historia 
ha hecho que además esto se acreciente con odios y mutuas recriminaciones 
por errores de ambas partes. De allí que es necesario mirar con detenimiento 
las diferencias puramente doctrinales sin hacernos partícipes de los 
resquemores de la historia, para poder evaluar objetivamente por qué la 
masonería es incompatible con nuestra fe católica.

4. Incompatibilidad doctrinal con el Cristianismo.

a. Anti dogmatismo: La masonería rechaza todo tipo de dogmas por 
considerarlos contrarios a la libertad de conciencia, bien supremo y último 
al que deben aspirar sus miembros. Sin embargo aceptan la ciencia como un 
logro del intelecto humano. Los masones no perciben en esto una 
contradicción evidente: en la ciencia no todo es demostrable. Existen los 
axiomas sin cuya existencia como punto de partida no puede construirse el 
cuerpo de conocimientos. No hay que demostrar los axiomas. Los axiomas son 
los necesarios "dogmas" de la ciencia sin los cuales no puede existir. La 
masonería, al enseñar a sus miembros que desechen todo tipo de dogmas, les 
está diciendo que no hay verdad objetiva, que toda verdad es relativa al 
punto de vista de cada uno, creándose una doctrina de alto relativismo 
moral.

b. Racionalismo: La masonería propugna la Razón como la gran herramienta con 
la que el hombre puede llegar a la verdad y a formar su propia escala de 
valores. Este aspecto es uno de los más criticables de su doctrina pues 
pretende igualar la limitada capacidad intelectual humana con la Revelación, 
y por ende la razón está endiosada, es decir, reemplaza a Dios. De aquí 
surge la soberbia y la vanidad intelectual en la que suelen caer muchos 
masones. Todo aquello que la razón no logra entender debe desecharse o 
ponerse en duda, pretendiendo aplicar el método científico incluso para 
demostrar la existencia o no existencia de Dios. Como su existencia no es 
demostrable por la razón muchos masones son realmente ateos.

c. Panteísmo: Aún cuando aceptan a adeptos de cualquier religión y dicen no 
ser una religión, se enseña una visión panteísta. El panteísmo es la 
creencia en que Dios es todo. Si Dios es todo, o sea es una cosa y no es 
persona, entonces puedo concluir que yo soy Dios, lo que es un error. Por 
otra parte el panteísmo al enseñar que Dios es toda la creación, confunde al 
Creador con la Creación y lo despersonaliza. De allí que para ellos Dios no 
es alguien al que yo pueda hablarle ni que se preocupe personalmente de mí. 
Es un Dios sin amor que se manifiesta en las cosas, sin ningún objetivo ni 
plan específico para el hombre, quien sería una cosa más de la creación. Hay 
algunos pocos masones, normalmente cristianos protestantes o judíos, que 
rechazan esta visión diciendo que el panteísmo es una forma elegante y 
cómoda de ateísmo.

d. El Deísmo: Hay masones que también adscriben al deísmo, doctrina surgida 
durante la Ilustración y que plantea la existencia de un Dios persona y 
creador pero que no interviene en el curso de la historia ni en la vida 
individual de las personas.

e. Agnosticismo: La mayor parte de los miembros de la masonería latina 
adscriben al agnosticismo, doctrina filosófica que establece que no es 
posible llegar al conocimiento de lo absoluto, por lo que sólo podemos 
llegar al conocimiento de los fenómenos. Esta doctrina implica que, dado que 
no es posible llegar al conocimiento de lo absoluto, entonces perseverar en 
su búsqueda es una pérdida de tiempo. Los cristianos también creemos que no 
es posible llegar a Dios por nuestros propios medios. Lo que sabemos de 
Dios, es por la Revelación de Cristo, pero para la masonería aceptar la 
Revelación no es compatible con el racionalismo, por lo tanto el 
agnosticismo es más bien una invitación a no preocuparse de pensar en Dios y 
ponerlo fuera de la vida de las personas. El agnóstico vive sin Dios sólo 
porque no lo entiende. Pretende creer sólo en aquello que entiende. El 
cristiano no trata de entender a Dios, sino que le pide humildemente hacer 
Su voluntad, llenando con esto su vida y haciendo de Dios una experiencia 
vivencial diaria. Dios está vivo, Cristo está vivo, el Espíritu Santo está 
entre nosotros, aunque nuestra razón a veces no lo entienda del todo.

f. La Tolerancia: En general la tolerancia significa soportar la existencia 
de algo negativo pero inevitable: tolerar el dolor, tolerar algo 
desagradable, tolerar el error, etc. Sin embargo los masones ven la 
tolerancia con una connotación positiva. Para ellos se trata de tener la 
disposición para aceptar que el otro puede tener una porción de verdad en 
sus ideas, lo que a primera vista es bastante razonable. Pero ellos 
extrapolan la tolerancia hasta el nivel de las creencias, que son un nivel 
superior e inmutable de ideas. Las creencias no pueden tener el mismo grado 
de acomodación que las ideas. Hay creencias que conllevan la destrucción del 
hombre y otras su salvación. Las ideas son comparables a teoremas 
demostrables: si alguien me demuestra que estoy equivocado en mis ideas, 
estoy dispuesto a cambiarlas pues no destruyen la base sobre la que sustento 
mi vida, ni destruyen el camino de mi salvación. Mientras que las creencias 
son axiomas que sí sustentan la vida de las personas y, nuevamente, caemos 
en el tema de los dogmas. La tolerancia a todo implica nuevamente un rechazo 
a la existencia de una verdad objetiva alcanzable por fe y no por discusión 
y argumentación humanas, y a un total relativismo moral y religioso.

g. La autoconstrucción de la personalidad: Este elemento es muy actual, a 
pesar de venir desde el siglo XVIII, pues se amolda perfectamente a las 
actuales doctrinas de la Nueva Era donde el autoperfeccionamiento, la 
evolución personal del individuo y la sobrevaloración del "yo" son vistas 
como lo único necesario para estar en armonía con Dios, las personas, con 
uno mismo y la naturaleza. Muchos masones caen en las garras de buscar 
controlar el poder mental, fuente de mayores vanidades y de entusiasmo 
ocultista, queriendo dominar sólo a través de la mente las naturales 
debilidades humanas, sin la ayuda de Dios. Es una tentación de auto 
salvación, y por tanto una tentación a que uno mismo reemplace a Dios. Para 
el cristiano toda tentación sólo proviene del Maligno quien nos quiere lejos 
de Dios, que creamos que no necesitamos a Dios, que nos bastamos nosotros 
mismos y que somos omnipotentes para salvarnos solos, es decir, que nos 
creamos Dios. Por otra parte esta evolución individualista implica 
necesariamente un elitismo sólo para ciertos iniciados, al modo de los 
gnósticos del siglo II. Nada más alejado a la gracia y universalidad de la 
salvación, sin méritos propios, sólo por amor, que Jesús nos promete, 
partiendo por los más humildes y pobres de espíritu, no por los 
intelectuales y sabios.

h. El culto solar: Los masones, al hacer acopio de los misterios de muchas 
culturas ancestrales, toman para sí los cultos solares de dichas culturas, 
que vieron en el sol y en sus ciclos la fuente de vida y los cambios de la 
naturaleza que hacían posible la agricultura y la subsistencia. Por ello la 
masonería celebra con gran relevancia los solsticios de invierno y de 
verano, además de asociarlos a ausencia y presencia de luz espiritual. De 
hecho, durante la Revolución en Francia fueron abolidas todas las 
manifestaciones religiosas, reemplazándolas por procesiones de culto solar 
para celebrar los solsticios. Esto fue un retroceso de 10,000 años. Entonces 
los pueblos paganos atribuían toda la vida al sol que no es más que una cosa 
creada. Es de absoluto pecado a estas alturas continuar con estas 
adoraciones solares, pues desde Abraham sabemos que sólo Dios es fuente de 
vida, que el sol es instrumento de Dios para nuestra vida, pero no fuente de 
vida, pues es parte de la creación de Dios. Nuevamente estamos ante un 
elemento de la masonería para reemplazar a Dios.

i. Jesús: La masonería ve en Jesús al gran maestro de la Virtud, al cual 
insisten, sin base, en ligarlo con la secta judía de los Esenios y a 
relacionar, sin nada que lo demuestre, su vida desconocida entre los 12 a 
los 30 años con una supuesta formación iniciática en Egipto. Dicen que todo 
lo que enseñó fue en base a lo aprendido durante este período iniciático, 
así como que su doctrina es puramente esénica. Su muerte no habría sido tal 
y los supuestos ángeles que se aparecieron a María Magdalena serían en 
realidad médicos esenios que lo revivieron. En otras palabras Jesús sería 
uno más de los grandes iniciados de la humanidad, y no le reconocen 
condición divina alguna. Es curiosa la pretensión de la masonería de 
establecer hechos sin pruebas en la vida de Cristo que tienden a desvirtuar 
al cristianismo, considerando que proclama no ser una religión. Es curioso 
también que sea el cristianismo la única religión que recibe este ataque. 
Las religiones con carácter legalista (judía, musulmana), filosóficas 
(orientales), mágicas (hinduismo) o abiertamente mitológicas (griega, 
nórdicas, germánicas) son altamente valoradas y no reciben ataque alguno. 
Pareciera ser que deliberadamente pretendan socavar las bases del 
cristianismo.

j. Aborto y Divorcio: En general la Masonería es partidaria de legislar en 
estos temas, lo que no es aceptado por la Iglesia Católica. Sus razones son 
las mismas de todos los divorcistas y abortistas.

5. Conclusiones.

La masonería especulativa, mezclada con los principios de la Ilustración y 
con los misterios esotéricos de culturas paganas, es una degeneración de sus 
orígenes operativos, se confunde hoy con los movimientos de la Nueva Era, en 
los que cada persona puede construir su escala moral, lo que equivale a que 
cada uno se hace su religión a su acomodo, y elige caracterizar a Dios como 
le resulte más cómodo. La idea principal de estos movimientos como la 
Masonería, los Rosacruces y los movimientos Hermetistas, etc., es la auto 
superación, creyendo que el hombre es capaz de salvarse a sí mismo sin Dios 
a través del conocimiento elitista y de la evolución de los iniciados, 
negando la gratuidad y universalidad de la redención de Cristo, partiendo 
por los menos sabios y los que sufren.

La masonería genera en sus miembros una auto satisfacción con juegos 
intelectuales de alto vuelo. Sus miembros se gozan en sus propias 
elucubraciones intelectuales y buscan ser admirados por su conocimiento y 
sabiduría. Los masones se sienten soberbiamente fuera del mundo que llaman 
"profano", y creen ser los únicos que guardan los misterios ancestrales a 
los cuales el pueblo ignorante no tiene ni debe tener acceso.

La Masonería Latina es fervientemente anti católica desde sus orígenes, 
atacándola política y doctrinalmente como a ninguna otra religión. A pesar 
de ello reclaman por ser discriminados por la Iglesia católica dado que ésta 
prohibe a sus fieles incorporarse a la masonería, so pena de pecado grave 
(no ex comunión), según aclaró la Iglesia en 1983. Muchos creyeron que tras 
el Concilio Vaticano II se había levantado esta prohibición por lo que fue 
necesaria dicha aclaración. Las razones son evidentes dadas las enormes 
diferencias doctrinarias aquí explicadas: las doctrinas masónicas alejan al 
hombre de Dios y lo reemplazan por el mismo hombre.

La masonería hostiga y reseca el corazón del hombre. No da cabida para que 
el corazón acepte lo que la razón niega: que el poder de Dios no se compara 
con nada que podamos siquiera imaginar, y que lo que Dios es capaz de hacer 
supera infinitamente lo que nuestra razón es capaz de comprender. De allí 
que dejar toda esperanza de verdad y felicidad en manos de nuestra propia 
limitada razón humana es de una soberbia sin medida, y un camino seguro a la 
desesperanza y la muerte espiritual.

Alejandro Gnecco.

miércoles, 10 de junio de 2015

El aborto en la Biblia



Por Monseñor Enrique San Pedro S.J.


Al empezar la exposición del tema "El aborto en la Biblia", debemos comenzar por una constatación que no dejará de sorprender a muchos: La Biblia parece ignorar casi por completo el problema que nos ocupa. En efecto, el Nuevo Testamento no contiene ninguna norma que se refiera directa y específicamente a él, y todo lo que el Antiguo Testamento nos ofrece es una breve cláusula legal, que como veremos, no carece de dificultades. En el desarrollo del tema trataremos de demostrar que esta primera impresión no corresponde por completo a la realidad, y que la Biblia sí nos ofrece principios muy básicos que no pueden dejar de influenciar la concepción moral cristiana. Hablaremos de la vida en el seno materno bajo la mirada divina de Dios Señor de la vida, pero antes será conveniente discutir el pasaje del Éxodo que contiene la ley israelita sobre el aborto, a la que acabamos de aludir. Para mayor claridad dividiremos su discusión en tres puntos:

1) El análisis del texto y su evolución en las traducciones de la Septuaginta (griega) y de la Vulgata (latina).

2) El contexto en la legislación bíblica.

3) El contexto legal del próximo Oriente Antiguo.

Al final indicaremos algunas conclusiones que fluyen de lo que expondremos.

A. La legislación de Israel

1. Análisis del Texto

a) El original hebreo: Se trata de una ley que se encuentra en Ex 21, 22-25. La Biblia de Jerusalén la traduce así: "Si unos hombres, en el curso de una riña, dan un golpe a una mujer encinta y provocan el parto sin más daño, el culpable será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y mediante arbitrio. Pero si resultare daño, darás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal".

La comparación con la traducción de la Nueva Biblia Española nos permitirá sospechar algunos de los problemas del texto original. Dice así: "Cuando en una pelea entre hombres alguien golpee a una mujer encinta haciéndole abortar, pero sin causarle ninguna lesión, se impondrá la multa que reclame el marido de la mujer, y la pagará ante los jueces. Pero cuando haya lesiones las pagará: "Vida por vida, ojo por ojo,..."

Como se ve, el texto se presta a diversas interpretaciones. En el verso 22, que es sin duda el más importante, hay tres incisos que ofrecen cierta dificultad. Vamos a analizarlos primero según el original.

1. La frase "y provocan el parto" (BJ) o "haciéndole abortar" (NEB), dice en hebreo y completamente a la letra: "Y saliesen sus hijos". El plural es el llamado plural de generalización, que indica por lo tanto aquí el fruto de la gestación, el feto. El inciso por lo tanto se puede traducir con más exactitud "y abortase su feto", tomando el verbo no en sentido causativo, sino más bien intransitivo, es decir, haciendo "su feto" el sujeto del verbo que queda sin complemento directo.

2. La frase "sin más daño (BJ), "sin causarle ninguna lesión" (NEB), parece que significa a la letra "y no hay cura"; esta última palabra, sin embargo, estaría usada eufemísticamente por "daño", desgracia, accidente". Su sentido por tanto es "y no hay daño", pero se debe sobrentender sin duda "otro", dada la multa que se impone. En el verso siguiente, el 23, el inciso paralelo significa por tanto: "Pero si hay daño", o mejor aún, "pero si hay (otro) daño".

3. La frase "mediante arbitrio" (BJ), o "y la pagará ante los jueces" (NEB), es rara y oscura; por eso algunos proponen una corrección. Veremos que la traducción griega la interpreta algo diversamente; vamos pues a dejarla en su ambigüedad para pasar a discutir las traducciones.

b) La Septuaginta: Como se sabe, es la más antigua traducción del Antiguo Testamento y nos ofrece, además de un control de pasajes oscuros del texto original, la interpretación del judaísmo alejandrino en los últimos tres siglos antes de Cristo. El pasaje que estamos discutiendo lo tradujeron así los autores de la Septuaginta: "Si luchan dos hombres y golpean a una mujer encinta, y saliese el niñito de ella no formado, se pagará una multa; según lo que imponga el marido de la mujer, se dará equitativamente. Pero si está formado, dará alma por alma..."

Señalemos las principales diferencias con el original hebreo.

1. El griego indica explícitamente que son dos los contendientes.

2. Las frases hebreas "y no hay (otro) daño" y "si hay (otro) daño", que el original deja ambiguas, aunque parezca más probable que las refiera a la madre, la traducción griega, al utilizar el participio neutro, las interpreta sin lugar a duda del feto.

3. Al inciso final del verso 22, que como indicamos es oscuro, los traductores griegos lo entendieron en el sentido de que la multa impuesta no debe ser arbitraria ni exagerada. Vemos pues que la Septuaginta ha puesto más énfasis en el feto abortado, al que ha hecho el centro de la ley.

c) La Vulgata: San Jerónimo ha seguido quizás más de cerca el texto hebreo, pero también ha introducido ciertas variantes que conviene señalar. Su traducción dice así en castellano: "Si peleasen unos hombres y uno golpease a una mujer encinta y procurase un aborto, pero ella quedase viva; estará sujeto a la pena que el marido de la mujer exigiese, y los arbitrios juzgasen. Pero si se siguiese su muerte, pagará alma por alma..."

En esta traducción advertimos la frase "y no hay (otro) daño" ha sido interpretada por San Jerónimo en el sentido extremo de la muerte y la ha entendido explícitamente de la madre. Esto hace que la segunda parte de la ley resulte casi ininteligible, ya que si muere, la única pena que puede pagar el homicida es la de la vida por vida, pues el resto, dentro de la ley del talión, carecería de sentido. La traducción latina entiende también el inciso sobre las consecuencias inmediatas del golpe (el aborto) en forma activa, pues el sujeto es el pronombre "`quis', uno, alguno", se entiende de los que pelean. Por último, el inciso final del verso 22 lo ha hecho más claro y explícito, al traducir "juzgasen".

Al terminar esta primera parte de nuestra exposición sobre la legislación israelita, presentaremos algunas conclusiones. Vamos pues a continuar con la presentación del segundo punto arriba indicado, es decir,

El contexto de la legislación israelita.

La ley que comentamos se encuentra en lo que se podría llamar el código penal de Israel, que en la composición del Éxodo ha sido incorporado al relato de la Alianza (Ex 19-24). La narración de esta perícopa consta de tres partes:

(1) La Alianza y el Decálogo (Ex 19, 1-20, 21.)

(2) El código de la alianza (Ex 20, 22-23, 33.)

(3) La ratificación de la Alianza (Ex 24, 1-18.)

La ley sobre el aborto se encuentra evidentemente en la segunda parte. En ella hay una legislación muy variada, expresada en la mayoría de los casos en forma casuística, según la tradición legal de la época y la región.

Concretamente el aborto se trata en el párrafo en el que se discuten y fijan las sanciones para los diversos casos de golpes y heridas (Ex 21, 18-36). En el párrafo precedente se habían tratado diversos casos sancionados con la pena de muerte (Ex 21, 12-17); el párrafo siguiente se ocupa sobre todo de delitos contra la propiedad (Ex 21, 37-22, 14). No aparece con claridad qué criterio ha regido en la ordenación de estas leyes, pero sí queda de manifiesto, creemos, el lugar que el legislador ha asignado al caso sobre el aborto. Señalemos finalmente que la ley no tiene paralelo ni en la llamada Ley de Santidad, ni en el Código Deuteronómico.


3) El contexto de la legislación extra-Bíblica

Es sabido que la legislación israelita depende en muchas de sus cláusulas de una tradición legal que se remonta a tiempos muy remotos. Algo semejante a lo que sucede con nuestros códigos respecto del Derecho Romano, o a la jurisprudencia estadounidense en su relación con la Common Law británica. Con referencia al problema que nos ocupa existen diversas normas legales extra-bíblicas, cuya presentación, aún somera, no carecerá de interés y utilidad.

a) El Código de Hamarubi: Es la colección más antigua de las que se conocen con cláusulas referentes al aborto; estas se hallan en los párrafos 209-214 de dicho código y dicen así: (209) "Si un ciudadano libre golpea a la hija de otro ciudadano libre y la hace abortar, pagará diez siclos de plata por su feto".

(210) "Si la mujer muere, su hija será condenada a muerte".

(211) "Si con un golpe ha hecho abortar a la hija de un plebeyo, pagará cinco siclos de plata".

(212) "Si la mujer muere, pagará media mina de plata".

(213) "Si golpeó la esclava de un ciudadano libre y la hizo abortar, pagará dos siclos de plata".

(214) "Si la esclava muere, pagará un tercio de mina de plata".

b) Las leyes asirias del Imperio Medio: Los Asirios estaban relacionados con los babilonios en muchos aspectos de la vida: Lengua, religión, cultura, etc.. No es pues de extrañar que sus leyes coincidan también en muchos puntos, aunque dado el carácter asirio, se advierte en ellas una mayor severidad. Las leyes asirias relativas al aborto se encuentran en los párrafos 21 y 50 al 53 de la tableta A. Vamos a darlas también en traducción.

(21) "Si un ciudadano libre golpea la hija de otro ciudadano libre y la hace abortar, después de juzgarlo y hallarlo culpable, pagará dos talentos y treinta minas de plomo; le darán cincuenta azotes con varas y trabajará para el rey durante un mes".

(50) "Si un ciudadano libre golpea la esposa de otro ciudadano libre y la hace abortar, se tratará a la esposa del ciudadano libre, que provocó el aborto de la esposa del otro ciudadano libre, como él la trató; compensará la pérdida de su feto con una vida. Sin embargo, si aquella mujer fallece, se ajusticiará al ciudadano libre; compensará su feto con una vida. Pero si el marido de aquella mujer no tiene hijo varón, si alguien la golpea haciéndola abortar, se ajusticiará al que la golpeó; aún cuando el feto sea de una niña, se compensará con una vida".

(51) "Si un ciudadano libre golpea la esposa de otro ciudadano libre que no cría sus hijos y la hace abortar, se observará este castigo: Pagará dos talentos de plomo".

(52) "Si un ciudadano libre golpea una prostituta y la hace abortar, se le dará golpe por golpe; compensará con una vida".

(53) "Si una mujer se provoca voluntariamente un aborto, después de juzgarla y hallarla culpable, la empalarán en estacas y la dejarán sin enterrar. Si muere al abortar, la empalarán en estacas y la dejarán sin enterrar. Si alguien esconde a esa mujer cuando tuvo el aborto, sin informar (al rey?...)

c) Las leyes hititas: Aunque el Imperio Hitita tuvo menos influjo sobre Israel por hallarse más alejado tanto geográfica cuanto cronológicamente, puede sin embargo ser interesante conocer también su legislación en la materia. En sus leyes encontramos las disposiciones siguientes:

(17) "Si alguien hace abortar a una mujer libre pagará diez siclos de plata si está en el décimo mes, cinco siclos de plata en el quinto mes, y dejará su hacienda como fianza". Esta misma ley tiene una versión posterior que estipula el pago de veinte siclos de plata en toda hipótesis.

(18) "Si alguien hace abortar a una esclava, pagará cinco siclos de plata si está en el décimo mes". Una versión posterior estipula que el pago será de diez siclos.

Conclusiones

Después de exponer y analizar la ley israelita y sus antecedentes jurídicos en el ámbito del próximo Oriente antiguo, nos parece oportuno indicar algunas consecuencias que de ello se deducen. Es claro ante todo que las leyes que conocemos consideran únicamente el aborto accidental o involuntario; hay una sola excepción, el párrafo 53 de las leyes asirias. La severidad, y aún crueldad, del castigo que impone esa ley: Empalamiento de la culpable y privación de sepultura, son claro indicio de la gravedad que se atribuye al delito. Esto mismo, y la ausencia de la legislación en los otros códigos, parecen indicar que se trata de una acción desacostumbrada. Aparece también con claridad que la mujer encinta (aún esclava o prostituta) y el fruto de sus entrañas gozan de una especial protección de la ley, aunque las diversas multas impuestas indicarían que no se considera al feto como sujeto de derechos humanos plenos.

En concreto, el pasaje del Éxodo confirma la impresión de que el aborto voluntario es prácticamente desconocido en Israel. La imprecisión y aún oscuridad del verso 22 no nos permiten conclusiones definitivas; sin embargo todo el contexto parece indicar que tampoco en Israel el feto es aún sujeto de plenos derechos. Por otra parte, la Septuaginta podría testimoniar una creciente sensibilidad hacia los derechos del feto.

En resumen, la legislación explícita y positiva sobre el aborto que encontramos en la Biblia, a pesar de su brevedad y reticencia, es testigo del valor que se atribuye a la maternidad y de la protección que le otorga la ley para una gestación normal, aunque parezca no reconocer al feto la plenitud de sus derechos humanos. Recordemos que parece tratarse, además, de casos sumamente excepcionales, que no requieren mayor atención del legislador.

B. La vida en el seno materno bajo la mirada divina

Como dijimos al principio de nuestro trabajo, sería completamente inadecuado el restringir nuestra atención al estudio exclusivo de la legislación, sin tener en cuenta toda la fuerza y el peso del pensamiento bíblico relativo a la vida. En esta segunda parte vamos pues a analizar algunos textos que ponen de manifiesto una relación especial entre Dios y la vida del nonato. Para mayor claridad los agruparemos en tres párrafos:

1) Dios, autor de esa vida.

2) La elección divina antes del nacimiento.

3) La plenitud del Nuevo Testamento.

Al final formularemos de nuevo unas breves conclusiones.

1) Dios, autor de la vida intrauterina Vamos a presentar, sin pretender ser exhaustivos, cuatro textos importantes.

a) Eclesiastés 11, 5: "Si no entiendes cómo el aliento entra en los miembros de un seno preñado, tampoco entenderás las obras de Dios, que lo hace todo".

Se trata de un texto sapiencial y bastante oscuro, pero que indica sin duda, al menos implícitamente, que el aliento, ese aliento vital que hace al hombre vivo, es también "obra de Dios". Más claros son los dos textos siguientes:

b) Job 10, 8, 12: "Tus manos me formaron, ellas modelaron todo mi contorno, ¿y ahora me aniquilas? ¿Recuerdas que me hiciste de barro, y me vas a de volver al polvo? ¿No me vertiste como leche? ¿No me forraste de carne y piel? ¿No me tejiste de huesos y tendones? ¿No me otorgaste vida y favor? ¿Y tu providencia, no custodió mi espíritu?

En el lenguaje altamente poético del libro de Job, su autor afirma su convencimiento de que esa vida que nace en el seno materno está ya desde sus principios sometida a la acción divina y bajo la mirada providente del creador.

c) Salmo 139, 13, 16: Es un himno magnífico a la omnisciencia divina, a cuya mirada nada escapa: "Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro", dice el salmista. Dentro de esa misma ciencia cae todo el proceso evolutivo del embrión humano, como lo expresa con lenguaje poético e imágenes tradicionales el autor: "Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque eres sublime y te distingues por tus hechos tremendos; yo lo sé muy bien, conocías hasta el fondo de mi alma, no se te escondía mi organismo. Cuando en lo oculto me iba formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mi embrión, mis días estaban modelados, escritos todos en tu libro, sin faltar uno".

d) 2 Mac 7, 22s, 27s: El texto más explícito, sin embargo, nos lo ofrecen las palabras heroicas de aquella madre judía que exhorta al último y más joven de sus hijos a resistir los halagos y amenazas del tirano, recordándole que, "Yo no sé cómo apareciste en mi seno; yo no os di el aliento ni la vida, ni ordené los elementos de vuestro organismo. Fue el creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de todo. El, con su misericordia, os devolverá el aliento y la vida si ahora os sacrificáis por su Ley... Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crié tres años y te he alimentado hasta que te has hecho un joven. Hijo mío, te lo suplico, mira al cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y verás que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el hombre".

2) La elección divina antes del nacimiento Otra serie de textos de la Escritura nos muestra a Dios no ya en su actividad creadora respecto a la generación humana, sino en el ejercicio de su libertad soberana con la que conduce por el camino de la Historia de la Salvación nuestro acontecer humano. Como en el párrafo precedente, vamos a presentar ahora con brevedad algunos ejemplos, dejando para el final la formulación de las consecuencias que de ellos se deducen.

a) El nacimiento de Isaac (Gen 17, 15-21; 18, 9-15; 21, 1-7). El relato es demasiado conocido para detenernos en su presentación. Subrayamos solamente esa relación íntima que contiene entre Dios, y la concepción y nacimiento del hijo de la promesa, aún desafiando las leyes de la naturaleza.

b) Jacob y Esaú (Gen 25, 19-26). También aquí tenemos el detalle de la concepción bajo el signo explícito de la intervención divina, pues dice el relato que "Isaac rezó a Dios por su mujer, que era estéril. Dios lo escuchó y Rebeca, su mujer, concibió". (v.21). Pero hay más, pues el oráculo divino descubre esa mirada del Dios que vela sobre nuestros destinos humanos ya desde el seno materno: "Dos naciones hay en tu vientre, dos pueblos se separan en tus entrañas. Un pueblo vencerá al otro, y el mayor servirá al menor". (v.23).

c) La vocación de Jeremías (Jer 1, 5ss): Tenemos en ella afirmación explícita de esa elección divina que precede no solo del nacimiento: "Antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta", sino aún la concepción misma: "Antes de formarte en el vientre te escogí". Aparece además, aunque en forma implícita, todo el período de gestación bajo esa protección especial de la divina providencia que vela por aquel a quien ha escogido como su profeta, aunque ni él ni nadie lo pueda sospechar hasta que Dios mismo lo descubra con su llamada.

d) La vocación del Siervo de Yahveh (Is 49, 1-6): Se trata del pasaje en el que el autor de la segunda parte del libro de Isaías, llamado generalmente el Déutero-Isaías, describe la misión de ese personaje misterioso que él califica como el Siervo de Yahveh. Coincide en su punto central con la vocación de Jeremías que acabamos de considerar, pero tiene algún matiz diferente que señalaremos después de leer el texto: "Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo el en vientre, y Yahveh me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: `Tú eres mi siervo (...), de quien estoy orgulloso'. Mientras yo pensaba: En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas; en realidad mi derecho lo defendía Yahveh, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla Yahveh, que ya en el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel - tanto me honró Yahveh, y mi Dios fue mi fuerza -. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel, te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra".

Lo nuevo de este pasaje es el énfasis con el que su autor descubre los cuidados de Dios en la formación de su siervo. Quizás se nos escape en concreto la fuerza de la expresión hebrea "pronunció mi nombre", porque para nosotros el nombre no tiene el mismo valor que para el hombre del Antiguo Testamento. Para él el nombre no es un simple apelativo; el nombre toca la raíz íntima del ser, equivale a la naturaleza misma del que es llamado. Por eso al decir el profeta del Siervo de Yahveh que Dios pronunció su nombre, está afirmando la fuerza creadora de la palabra divina y simultáneamente la relación dialogal que de este modo establece con su siervo al llamarlo así por su "nombre" ya desde las entrañas maternas.


3) La plenitud del Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento nos ofrece en esta misma línea que hemos desarrollado en el párrafo precedente, dos eximios ejemplos que también queremos considerar brevemente.

a) San Juan Bautista (Lc 1, 5-25, 39-44): El anuncio de su nacimiento futuro (Lc 1, 5-25) confirma los datos que hemos descubierto en los pasajes estudiados del Antiguo Testamento: Su concepción inesperada, aunque ardientemente pedida y deseada; su nombre profético: "Yahveh es favorable"; su misión en la línea de la salvación... Datos todos que colocan esa vida que nace bajo un cuidado muy especial de Dios y que hacen en realidad, como dice un autor reciente, que "Vuestros hijos no sean vuestros". Pero el episodio nos ofrece aún algo más. El niño que va a nacer tendrá, ya desde el seno materno, ese espíritu divino, que ya no es simple aliento vital, sino presagio de la efusión del Espíritu que caracteriza los tiempos nuevos que comienzan. Es sin duda esa posición del espíritu la que le permite, aún desde el seno materno, - nuevo y precioso dato - descubrir la presencia del Mesías, él mismo también apenas concebido: "Saltó de alegría el niño en el vientre", porque "El amigo del esposo... le oye y se alegra mucho con la voz del esposo".

b) La concepción virginal de Jesús (Lc 1, 26-38); Mt 1, 18-25): Con Jesús llegamos a la cumbre de esa plenitud de que nos habla San Pablo. Plenitud de la divinidad, porque el que va a nacer "lo llamarán "Consagrado", "Hijo de Dios" (Lc 1, 35); pero también plenitud nuestra, porque el que al llegar la plenitud de los tiempos nació de mujer, quiso ser semejante en todo a nosotros, menos en el pecado. Por eso él es cabeza nuestra, en el que hemos obtenido nuestra plenitud. Recordemos, pues todos lo sabemos, algunos pormenores que nos interesan especialmente en el desarrollo de nuestro tema. La concepción y el nacimiento de Jesús no solo es anunciada previamente, como la de Isaac, o Juan Bautista; no solo que desafía las leyes de la naturaleza, como de nuevo la de Isaac, Jacob o Juan Bautista; no solo se encuentra desde el principio bajo el signo de la elección divina, como la de Jeremías o del Siervo de Yahveh; sino en su carácter virginal, en su unción consagrante, en su unión hipostática, eleva a su máximo exponente la enseñanza bíblica sobre el valor de la vida intrauterina. Vida que el relato mismo nos muestra como presente y activa ya desde los primeros días. "Bendito el fruto de tu vientre" le dice Isabel a María, y añade: "¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Y la narración, sin afirmarlo en términos explícitos, deja claramente sobrentender que la presencia de ese Señor, oculto aún en el seno materno, es la razón última y verdadera del gozo del precursor.

4) Conclusiones

Como hicimos al final de la primera parte, vamos a ofrecer en forma concisa algunos puntos concretos que se deducen de la lectura atenta de los textos estudiados. Si la legislación israelita nos descubrió la protección que ofrecía la ley al nonato y a su madre, los textos analizados en esta segunda parte de nuestro trabajo nos muestran esa vida incipiente bajo la mirada solícita de Dios. Los autores sagrados saben, y lo afirman con mayor o menor claridad, que el origen mismo y la maravilla del proceso evolutivo del embrión humano, más que de los padres, dependen de la fuerza y de la actividad creadora de ese Dios que es él mismo vida y fuente de vida. El valor que la Biblia atribuye a esa vida que nace y se desarrolla en el seno materno aparece, al menos implícitamente, en las promesas y elecciones que acompañan el nacimiento de algunas grandes figuras bíblicas, sin que se pueda hacer valer el hecho de que se trata de casos excepcionales. La fuerza del argumento no está en lo excepcional del caso, sino en lo que supone de base común a todo ser humano. Esto mismo recibe su confirmación última con la Encarnación; cuando Dios envía a su propio Hijo a asumir la naturaleza humana en la unidad de una persona, lo hace desde el seno virginal de María. No nos puede quedar duda de que ahí empieza su existencia humana, como tampoco del valor que esa existencia, aún embrionaria, tiene a los ojos de Dios.

C. Dios, Señor de la Vida

Este último punto es complemento de lo que acabamos de exponer; por eso lo trataremos más rápidamente. Expondremos pues dos ideas principales que la Sagrada Escritura nos ofrece en su enseñanza sobre la vida, sin pretender ni con mucho agotar un tema que se presta a un amplísimo desarrollo.

1) La vida como don divino

Ya desde las primeras páginas del Génesis se nos presenta la vida como algo que tiene su origen exclusivo en Dios. El primer capítulo nos hace subir con su relato la escala de las criaturas, hasta llegar a los seres vivientes (aves y peces, animales terrestres), cuya cima es el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios que es vivo y dador de vida. Lo mismo nos enseña, aunque con una imagen más audaz, el autor del segundo capítulo, al describirnos a Dios soplando en las narices de la estatua de barro que acaba de modelar; aliento divino que transforma al hombre en ser vivo. Por eso Dios se nos presenta como fuente de vida, como manantial de aguas vivas, cuya palabra y cuyos mandamientos son vida para el hombre.

2) La vida como propiedad de Dios

Se trata sin duda de una consecuencia de lo que acabamos de decir. El don de la vida no es entregado al hombre sino en su fruto; su relación a Dios y su dependencia de El permanecen inalienables. Por eso Dios es el señor único de la vida y de la muerte. Por eso la vida, aún la de Caín, recibe protección. Por eso la sangre, vehículo de la vida en la mentalidad hebrea, es objeto de una prohibición especial que restringe su uso a Dios y al culto. La vida es pues algo sagrado, bien en cierto modo supremo del hombre, cuya fragilidad misma requiere la protección apodíctica del "No matarás". De ahí la odiosidad que reviste la orden criminal de Faraón de matar a los niños hebreos recién nacidos; y también el grito horrorizado del poeta anónimo, cuando se lamenta: "Mira, Yahveh, fíjate: ¿A quién has tratado así? ¿Cuándo las mujeres se han comido a sus hijos, a sus hijos tiernos?"

No habíamos mencionado el Nuevo Testamento porque el tema de la vida adquiere en él tal riqueza y profundidad, que exigiría un estudio aparte. Recordemos solamente que en él se nos descubren dimensiones nuevas, por las que aprendemos que todo hombre está llamado a esa vida nueva y divina que Cristo anuncia, promete y otorga, y que en último término es El mismo en unidad misteriosa con el Padre que vive y el Espíritu de vida.

D. Conclusión

Resumamos ya las enseñanzas aprendidas, sin repetir lo dicho al final de las dos primeras partes.

El desengaño que quizás sentimos por la falta de una condenación del aborto, explícita y categórica en la Biblia, queda compensada, y con creces, por la afirmación positiva y clarísima de la vida y su valor a los ojos de Dios.

En cierto modo se puede decir que toda la Biblia es el libro de la vida y la muerte; de la lucha entre esas dos realidades últimas del hombre. El resultado de esa lucha depende hasta cierto punto del hombre mismo, que con frecuencia tiene que afrontarlas en una opción libre y trascendental. La tragedia del hombre consiste en que muchas veces prefiere la muerte a la vida. Sin embargo la última palabra de la Escritura sobre este tema (como sobre todos los demás), no contiene un mensaje de muerte, sino que es palabra de vida y esperanza, porque todo hombre puede decir como el Salmista: "Desde el vientre materno tú eres mi Dios". "Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Yahveh, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti; en el seno tú me sostenías, siempre he confiado en ti". Y todo hombre debe confesar con el sabio que "Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes". Porque tú, Dios nuestro, "Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado". ¿Y cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubiese querido? ¿Cómo conservarían su existencia si tú no las hubieses llamado? Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida".