sábado, 10 de enero de 2015

¿Qué clase de ejemplo es el rey David?




Sinopsis: Muchos creen que el rey David es importante para el cristianismo por ser una especie de santo, algo que nunca se ha sostenido. David es importante por su papel en el desarrollo del plan de Dios en la historia, y por ser instrumento divino con todos sus defectos y virtudes.

Nadie ha dicho que David haya sido un santo, pero muchas personas tiene esa imagen en mente. Sin duda David fue un profeta (Hch 2, 30) y un siervo de Dios (Hch 4, 25), cuya elección fue una bendición divina (CIC 1081) pero como hombre tuvo muchos aspectos negativos: cometió adulterio, destruyó ciudades con sus habitantes durante la guerra e hizo otras cosas malas, nada de lo cual oculta la Biblia (leer acerca del pecado en David en mercaba.org), sin embargo, David no es importante por el daño que hizo sino por las cosas que ayudó a realizar. 

El Catecismo nos describe así a David:

"David es, por excelencia, el rey "según el corazón de Dios", el pastor que ruega por su pueblo y en su nombre, aquél cuya sumisión a la voluntad de Dios, cuya alabanza y arrepentimiento serán modelo de la oración del pueblo." (Número 2579)

David fue un hombre útil para el cumplimiento de los designios de Dios, tal como resume un discurso de Pablo en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 13, 17-22). Eso no significa que David haya sido un dechado de virtudes, un santo, sino que David sirvió plenamente al designio de Dios. La Biblia es clarísima en señalar que las elecciones divinas no dependen de la calidad de la persona en quien recaen, aunque desde luego es importante la respuesta del elegido, lo mismo que Israel es el pueblo elegido no por que tuviera algún merecimiento especial, sino que el amor de Dios así lo decidió. Así se lo expresa Yavé a Moisés: 

“Toda mi bondad va a pasar delante de ti, y yo mismo pronunciaré ante ti el Nombre de Yavé. Pues tengo piedad de quien quiero, y doy mi preferencia a quien la quiero dar.” (Ex 33, 19)

Y David es conciente de su falta de merecimientos:

"Entonces el rey David fue a sentarse ante Yavé: “¿Quién soy yo Señor Yavé? ¿Qué es mi familia para que me hayas conducido hasta acá? Pero eso te parece todavía muy poco, Señor Yavé, ya que ahora extiendes tus promesas a la familia de tu servidor para un futuro lejano; ¿es ese un destino normal para un hombre, Señor Yavé? " (2 S 7, 18-19)

En el caso de David, la alianza de Dios no no le tenía como fin a David mismo, sino a la humanidad (2 S 7, 12-16).

A David hay que colocarlo en su tiempo, al menos mil años antes de nuestra era. Nosotros actualmente tenemos la revelación plena en Jesucristo, pero en ese entonces la revelación aún estaba en marcha. David era un hombre arcaico en sus cosas, un hombre de campo formado como pastor de animales, pero con un inmenso amor a Dios. Cuando los amalecitas saquearon Siquelag en Judá, la ciudad que los filisteos dieron a David, y se llevaron a sus habitantes, o sea a las familias de sus guerreros, David los recupera mediante una osada incursión y masacra a toda la banda de atacantes sin perdonar ni uno solo, comportándose en la forma primitiva de la época, excepto porque, en atención a Yavé, el botín no se reparte en forma más favorable para los que combatieron superando su inmenso cansancio, sino que lo reparte entre todos por igual ("El combatiente y el que custodia el equipaje tendrán partes iguales” dice), e incluso envía regalos a nombre de Yavé a los lugares que había frecuentado con sus hombres (1 S 30).

A David se le encargó ser pastor de Israel (2 S 5, 2), y en tal calidad sometió la tierra prometida, dejando como capital a Jerusalén, en la cual más tarde su hijo Salomón construyó el templo. La elección de Jerusalén, ciudad tomada a los jebuseos apenas fue reconocido como rey por todas las tribus, fue un acto de enorme inteligencia, pues era un sitio políticamente neutral frente a las ellas (al norte la capital era Siquén, y al sur Hebrón). Con David, por primera vez todas las tribus se unen y resulta una nación de creyentes en Yavé, la cual comienza a ver cómo toda su historia es la historia de la acción de Dios; empiezan a entender el sentido de la historia patriarcal, la salida de Egipto con Moisés, etc.. Habiendo heredado la promesa hecha a los patriarcas, el pueblo de David es uno solo alrededor de Dios; es David quien organiza el culto alrededor del arca de la alianza, la cual es llevada a Jerusalén luego de ser recuperada a los filisteos. 

En su reinado, David no tuvo corte, ni esclavos, ni sometió al pueblo a servir en su ejército. En cambio, fue un rey que trató de dispensar justicia.

Con el tiempo, la imagen de David servirá para recordar el amor de Dios por su pueblo, la fidelidad a la Alianza, que se realiza en el "Hijo de David", Jesús, en quien se cumplen las promesas hechas al segundo rey de Israel y conquistador de Jerusalén, y la manera en que Dios obra en la historia. Y también servirá para entender que, tal como somos, podemos prestar los mayores servicios a la humanidad para gloria de Dios. 

Desde luego, lo que se ha manifestado es apenas un bosquejo para invitar a conocer más acerca del rey David.

1 comentarios:

e_palacios2008 dijo...

Agradecido a esta publicacion que nos ayuda a comprender la funcion de David en el Plan de Dios. Su redacción y su claridad llega al lector con el orden didáctico y conceptos firmes que son un sosten valioso para la fe y para comprender con mayor facilidad los designios divinos que preparaban la Encarnacion del Verbo en María, descendiente del Rey David y esto ocurriría un mileño despúes del reinado de dicho rey.David pecó y se arrepintió, y cumplió con su misión que Dios le había encomendado. Se humilló y obedeció al Señor.Dios lo perdonó-

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