sábado, 6 de diciembre de 2014

Mitos sobre las Indulgencias

                               


Mitos acerca de las indulgencias Para no caer en generalizaciones fantasiosas. 

Mito 1: Una persona puede comprar su salida del infierno mediante indulgencias. 

Este es un error habitual, del cual se aprovechan muchos comentaristas anticatólicos, apoyándose en la ignorancia tanto de los católicos como de los no católicos. Pero el cargo no tiene fundamento. Como las indulgencias sólo remiten penas temporales, no pueden remitir la pena eterna del infierno. Una vez que alguien está en el infierno, ninguna cantidad de indulgencias cambiará jamás ese hecho. La única manera de evitar el infierno es apelando a la misericordia eterna de Dios mientras todavía estamos en vida. Luego de la muerte, el destino eterno queda fijado. (Hebreos 9, 27). 

Mito 2: Una persona puede comprar indulgencias para pecados aún no cometidos.

 La Iglesia siempre ha enseñado que las indulgencias no se aplican a pecados aún no cometidos. La Enciclopedia Católica dice: "[Una indulgencia] no es un permiso para pecar, ni un perdón del pecado futuro; una cosa así no podría ser concedida por poder alguno." 

Mito 3: Una persona puede "comprar el perdón" con indulgencias. 

La definición de indulgencias presupone que el perdón ya ha tenido lugar: "Una indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa" (Indulgentarium Doctrina, norma 1). Las indulgencias no perdonan pecados en absoluto. Sólo conciernen a las penas que permanecen luego de que los pecados han sido perdonados. 

Mito 4: Las indulgencias fueron inventadas para obtener dinero para la Iglesia. 

Las indulgencias se desarrollaron a partir de la reflexión sobre el sacramento de la reconciliación. Son una manera de acortar la penitencia de la disciplina sacramental y estaban en uso siglos antes de que aparecieran problemas relacionados con el dinero.

 Mito 5: Una indulgencia acortará su tiempo en el purgatorio en un número fijo de días. 

El número de días que solía asociarse con las indulgencias era una referencia al período de penitencia que uno podría realizar durante la vida terrena. La Iglesia Católica no pretende saber nada acerca de cuán duradero o breve es el purgatorio en general, mucho menos en el caso de una persona específica. 

Mito 6: Una persona puede comprar indulgencias. 

El Concilio de Trento instituyó severas reformas en la práctica de conceder indulgencias y, a causa de anteriores abusos, "en 1567 el Papa Pío V canceló todas las concesiones de indulgencias que tuvieran que ver con estipendios u otras transacciones financieras" (Enciclopedia Católica). Este hecho prueba la seriedad de la Iglesia al eliminar los abusos de las indulgencias. 

Mito 7: Solía ocurrir que una persona pudiera comprar indulgencias. 

Nunca se pudo "comprar" indulgencias. El escándalo financiero alrededor de las indulgencias, el escándalo que dio a Martín Lutero una excusa para su heterodoxia, tuvo que ver con indulgencias en las cuales la donación de dinero para algún fondo de caridad o alguna fundación era usado como ocasión para conceder la indulgencia. No hubo estrictamente venta de indulgencias. La Enciclopedia Católica afirma: "Es fácil ver cómo se fueron introduciendo abusos. Entre las buenas obras que podían estimularse al ponerlas como condición de una indulgencia, las donaciones tendrían naturalmente un lugar destacado. ... Es conveniente observar que en estos propósitos no hay nada esencialmente malo. Dar dinero a Dios o a los pobres es un acto encomiable y, cuando se hace por los motivos correctos, ciertamente no quedará sin recompensa.

(Publicado en inglés en "This Rock", marzo de 1994, (c) Catholic Answers Inc., P.O.Box 17490, San Diego, CA92177, Estados Unidos. Traducido con el permiso del editor. Toda reproducción del presente artículo debe mencionar la fuente original y ser gratuita o cubrir solamente el costo de impresión).

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