En primer lugar, hay que decir que sí es dogma de fe. Está definido en el Concilio Lateranense IV, en el año 1215, respondiendo a la oposición de los cátaros y albigenses, que se habían instalado en el sur de Francia, y que eran herederos de la concepción maniquea, según la cual existía un principio absoluto del bien y un principio absoluto del mal. El Concilio define que el demonio no es un principio absoluto, sino una criatura limitada creada por Dios, que, por su mala voluntad, se rebeló contra Él. Eso es un dogma del Concilio Lateranense IV. Ahora bien, yo quisiera decir que lo importante de una verdad de fe no es que sea dogma, porque un dogma no es más que una verdad que el Magisterio define, digamos, definitivamente, porque está siendo negada por una determinada ideología o teología. Lo importante de una verdad es que se encuentre en la Sagrada Escritura y en la Tradición, lo que llamamos una verdad de fe divina.
0 comentarios:
Publicar un comentario