El término encíclica deriva de un término griego utilizado para indicar las cartas que dirigían los príncipes y magistrados al mayor número posible de destinatarios para dar a conocer leyes, reglas, normativas, etc. El correspondiente término latino era el de "circularis", que se aplicaba a una carta o mensaje de extenso alcance. La encíclica hoy sólo se asocia a la Iglesia.
Las Cartas Encíclicas, los documentos pontificios más solemnes del Magisterio ordinario universal, se dirigen normalmente a todos los Obispos y fieles de la Iglesia Católica, pero con frecuencia también van dirigidas a "todas las personas de buena voluntad". Las Epístolas Encíclicas están dirigidas a un grupo específico de Obispos, por ejemplo a los de un país o región concreta, y conciernen a materias menos importantes.
Las encíclicas pueden tratar temas doctrinales, exhortar o hacer un llamamiento a los fieles a la oración pública por un motivo concreto, o también conmemorar un aniversario importante de la Iglesia. Las firma siempre el Papa, están escritas normalmente en latín, y se publican en las "Acta Apostolicae Sedis" y en libros en distintas lenguas.
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